El mexicano, Ramiro Hernández Llanas, ha sido ejecutado en prisión mediante una inyección letal por asesesinar a un hombre y violar a su mujer. Al parecer, Ramiro padecía algún problema mental y, según la Ley, no está permitida la pena de muerte para estos casos. La pena de muerte se utiliza desde épocas remotas.En 1989, Ramiro fue acusado de un homicidio en Nuevo Laredo y sentenciado a 25 años de cárcel. De acuerdo con su familia, Ramiro fue duramente golpeado y abusado durante su estancia en la prisión. Al parecer, cruzó la frontera en 1996 tras haberse fugado de la cárcel en México (otros sostienen que recuperó su libertad y decidió cruzar en forma indocumentada a EEUU para trabajar y ayudar a su madre).
En el año 1997, Ramiro asesinó a un hombre para el que trabajaba y violó a su mujer. Tras pasar 15 de sus 44 años en el corredor de la muerte, hoy ha sido ejecutado. Condenado por homicidio y violación, sus abogados defensores alegaban que tenía incapacidad mental. La defensa había apelado, sin éxito, a su discapacidad intelectual y al incumplimiento parcial de sus derechos como ciudadano extranjero.
Amnistía Internacional afirma que la pena de muerte solo se aplica en uno de cada diez países del mundo y que «ya no hay argumentos» para justificarla. China, Irán, Irak, Arabia Saudí, Estados Unidos, Yemen, Gambia, la India, Japón o Pakistán son algunos de los países donde la pena de muerte es legal.
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