domingo, 24 de noviembre de 2013

CONCEPCIÓN ARENAL





                                                    (1820 – 1893)



Nació en El Ferrol, Galicia. Siendo todavía niña quedó huérfana de padre, don Ángel del Arenal. El había nacido en Santander y, durante la Guerra de Independencia, se hizo militar y participó con éxito en varias contiendas. Su madre, doña María Concepción de Ponte, era de una familia noble, emparentada con el conde de Vigo. Después de la muerte de su padre, la madre trasladó a la familia a Madrid. Después de la muerte de su madre, en 1842, Concepción, para poder asistir a la Universidad Complutense, y tomar clases en La Facultad de Derecho se vestía de hombre.

Durante su carrera conoció al hombre que luego sería su marido, Fernando García Carrasco, con quien se casa poco después. Su nuevo esposo fue capaz de entender y aceptar la actitud combativa de Concepción ante las injusticias de su época. Fernando García Carrasco era abogado, periodista y liberal. La pareja tuvo varios hijos, pero, excepto por uno, mueren a temprana edad. En 1857, Fernando García muere, y Concepción Arenal decide trasladarse a Oviedo. Sobrepasados los setenta años,decidió cambiar su residencia en compañía de su único hijo, Fernando, a Vigo en donde, a la edad de setenta y tres años, falleció.

 Concepción Arenal escribió mucho, en particular sobre temas judiciales y sociales. Uno de los aspectos más progresistas de Concepción Arenal es su consideración de la mujer como ser humano marginado. Como escritora, Concepción Arenal eligió el género epistolar y el folletín. Concepción Arenal no sólo abrió las puertas a las mujeres a la vida social y laboral, sino que se constituyó en una experta en derecho penitenciario y medicina hospitalaria a nivel internacional. Por si fuese poco, escribió novelas, obras de teatro, zarzuelas y poesía.

Por la perspectiva amplia con  la que vio el campo de lo social, Concepción Arenal puede considerarse un precedente significativo del Trabajo Social en España. Sus primeros trabajos relativos a la cuestión le proporcionaron reconocimiento en su momento aunque sus iniciativas proyectistas no tuvieron el seguimiento necesario para alcanzar logros mínimos. Sus dos primeras obras sobre la cuestión social, Manual del visitador del pobre y La Beneficencia, la Filantropía y la Caridad recogen la esencia de lo que fue su pensamiento posterior sobre la beneficencia. Su enfoque propone la distribución de funciones entre Estado, sociedades filantrópicas y la caridad individual. Este último aspecto queda profundamente tratado en el Manual del visitador del pobre cuando aborda los valores y habilidades necesarios para ofrecer ayuda. En los propósitos y sugerencias que estas dos obras apuntan, se encuentran esbozadas las tendencias que han predominado en los enfoques teóricos y prácticos del Trabajo Social en las últimas tres décadas en nuestro país.

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